lunes, 5 de diciembre de 2011

Datos Segunda Parte

((segunda parte))

RESPUESTAS PARA LOS ESCÉPTICOS
La aseveración del Dr. Metherell parecía bien respaldada por la evidencia. Sin embargo, había aun otros detalles que quería tratar, al igual que un punto débil en su relato que bien podía socavar la credibilidad del relato bíblico.
         -Los Evangelios dicen que los soldados les quebraron las piernas a los dos criminales que fueron crucificados junto a Jesús –mencioné-. ¿Por qué harían eso?
         -Si querían acelerar la muerte; además con la llegada del sábado y de la pascua, los líderes judíos ciertamente querían que todo terminara antes de la caída del sol, los romanos usaban el asta de acerco de una lanza romana corta para despedazar los huesos de la parte inferior de las piernas. Eso evitaba que la persona empujara hacia arriba con las piernas para poder respirar, así que la muerte por asfixia sobrevenía en cuestión de minutos.
         >>Por supuesto que el Nuevo Testamento nos dice que los huesos de Jesús no fueron quebrados porque los soldados ya habían determinado que estaba muerto y solo utilizaron la lanza para confirmarlo. Eso cumplió otra profecía del Antiguo Testamento acerca del Mesías: que sus huesos no serían quebrados.
         De nuevo lo interrumpí.
         -Algunos han tratado de arrojar una sombra de duda sobre los relatos de los Evangelios atacando la historia de la crucifixión –comenté-. Por ejemplo, un artículo que apareció en Harvard Theological Review muchos añas atrás llegó a la conclusión de que había “sorprendentemente muy poca evidencia de que los pies de una persona crucificada se traspasaban alguna vez con clavos”. En cambio, enunciaba el artículo, las manos y los pies de la víctima se ataban a la cruz con cuerdas. ¿Acaso no va a admitir que esto genera problemas de credibilidad para el relato del Nuevo Testamento?
         El Dr. Metherell se movió hacia delante hasta quedar sentado en el borde de su silla.
         -No –dijo-, porque la arqueología ahora ha establecido que el uso de clavos era histórico, aunque, por cierto, admito que a veces se usaban cuerdas.
         -¿Cuál es la evidencia?
         -En 1968 arqueólogos encontraron en Jerusalén los restos de unos treinta judíos que habían muerto durante un levantamiento en contra de Roma alrededor del año 70 d.C. Una víctima, cuyo nombre parece que era Yohanan, había sido crucificado. Y por seguro, encontraron un clavo de 17 cm clavado en sus pies que todavía tenían pegados pequeños trozos de madera de olivo de la cruz. Eso constituye una excelente confirmación arqueológica de un detalle clave de la descripción de los Evangelios de la crucifixión.
         Touché, pensé.
         -Sin embargo, otro punto de contienda es la pericia de los romanos para determinar si Jesús estaba muerto – señalé-. Esta gente era muy primitiva en cuanto a su comprensión de la medicina, anatomía y demás; ¿cómo sabemos que no se equivocaron cuando declararon que Jesús ya no vivía?
         -Le acepto que estos soldados no habían estudiado medicina. Sin embargo, recuerde que eran expertos en matar personas: ese era su trabajo y lo hacían muy bien. Sabían sin lugar a dudas cuando una persona estaba muerta y en realidad no es muy difícil darse cuenta de ello.
         >>Además, si de alguna manera se escapaba un prisionero, los soldados responsables eran ejecutados; por lo tanto tenían un gran incentivo para asegurarse completamente de que cada víctima estaba muerta cuando la quitaban de la cruz.

EL ARGUMENTO FINAL

Recurriendo a la historia y a la medicina, a la arqueología e incluso a las reglas militares romanas, Metherell había cubierto todas las lagunas: Jesús no pudo haber bajado de la cruz con vida. Sin embargo, todavía persistí:
         -¿Hay alguna posiblidad, alguna posibilidad, de que Jesús pudiera haber sobrevivido a esto?
         Metherell negó con la cabeza y me señaló con el dedo para hacer énfasis.
         -Absolutamente ninguna –respondió-. Recuerde que ya estaba en una conmoción hipovolémica por la pérdida de sangre severa incluso antes de que comenzara la crucifixión. De ninguna manera pudo haber fingido su muerte porque no se puede fingir la incapacidad para respirar por mucho tiempo. Además, la espada que penetró en su corazón definió la cuestión de una vez por todas. Y los romanos no iban a arriesgarse a su propia muerte permitiéndole que se escapara con vida.
         -Entonces –observé-, cuando alguien sugiere que Jesús simplemente se desmayó en la cruz…
         -Le digo que es imposible. Es una teoría imaginaria sin ninguna base posible en los hechos.
         Yo no estaba completamente listo para concluir el asunto.  A riesgo de frustrar al doctor, dije:
         -Especulemos que lo imposible sucedió y que de alguna manera Jesús se las arregló para sobrevivir a la crucifixión. Digamos que pudo escapar de sus vendas de lino, correr la piedra inmensa que tapaba la entrada a la tumba y escapar de los soldados romanos que montaban guardia. En términos médicos, ¿en qué estado se encontraría después de haber localizado a sus discípulos?
         Metherell se rehusaba a participar de ese juego.
         -Nuevamente –destacó mostrándose un poco más enérgico-, no hay forma alguna de que pudiera haber sobrevivido a la cruz.
         >>Sin embargo, si lo hubiera hecho, ¿cómo podría haber caminado cuando le habían traspasado los pies con los clavos? ¿Cómo podría haber aparecido en el camino a Meaux poco tiempo después caminando largas distancias? ¿Cómo podría haber usado los brazos después que se los habían estirado y dislocado de las articulaciones? Recuerde que también tenía heridas severas en la espalda y una herida de lanza en el pecho.
         Luego hizo una pausa. Algo surgió en su mente y estaba listo para rematar su punto clavando una estaca en el corazón de la teoría del desmayo de una vez por todas. Era un argumento que nadie ha podido refutar desde la primera vez que lo anticipó el teólogo alemán David Strauss en 1835.
         -Escuche –dijo Metherell-, una persona en ese tipo de estado patético nunca hubiera inspirado a sus discípulos a que fueran a proclamar que es el Señor de la vida que triunfó sobre la tumba.
         >>¿Comprende lo que digo? Después de sufrir ese abuso horrible, con toda la catastrófica pérdida de sangre y el trauma, se habría visto tan lamentable que los discípulos nunca lo hubieran exaltado como el conquistador victorioso de la muerte; hubieran tenido lástima de él y hubieran tratado de cuidarlo hasta que recuperara la salud.
         >>Por lo tanto es absurdo pensar que si se les hubiera aparecido en ese estado desastroso, sus seguidores se hubieran visto impelidos a iniciar un movimiento mundial basado en la esperanza de que algún día ellos también tendrían un cuerpo resucitado como el suyo. Simplemente no hay forma alguna.

UNA PREGUNTA PARA EL CORAZÓN

Metherell había establecido su caso en forma convincente, magistralmente más allá de la duda razonable. Lo había hecho centrándose exclusivamente en la cuestión del “cómo”: ¿Cómo fue ejecutado Jesús de manera tal que se asegurara absolutamente su muerte? Sin embargo, al terminar, percibí que faltaba algo. Había sondeado su conocimiento pero no había tocado su corazón. Así que cuando nos paramos para estrecharnos las manos, me sentí impelido a formularle la pregunta del “por qué” que clamaba por salir.
         -Alex, antes de que me vaya, permítame preguntarle su opinión acerca de algo, no su opinión médica, ni su evaluación científica, simplemente algo de su corazón.
         Percibí que bajó un poco la guardia.
         -Sí –contestó-, lo intentaré.
         -Jesús, en forma intencional, se dejó caer en las manos del que lo traicionó, no se resistió al arresto, no se defendió en el juicio: resulta claro que estaba dispuesto a someterse a lo que usted describió como una forma de tortura humillante y agonizante. Y yo quisiera saber por qué. ¿Qué puede haber motivado a una persona a que acepte soportar ese tipo de castigo?
         Alexander Metherell, esta vez el hombre, no el doctor, buscó las palabras justas.
         -Francamente no creo que una persona común pudiera haberlo hecho –respondió por fin-. Sin embargo, Jesús sabía lo que le esperaba y estuvo dispuesto a padecerlo porque esa era la única forma de redimirnos: haciendo de sustituto nuestro y pagando la pena de muerte que merecemos por nuestra rebelión contra Dios. Esa fue toda su misión al venir a la tierra.
         Habiendo dicho eso, aun podía percibir que la mente de Metherell, racional, lógica y organizada sin tregua continuaba desmenuzando mi pregunta hasta llegar a la respuesta más básica e irreducible.
         -Por lo tanto, cuando usted me pregunta qué lo motivó –concluyó-, bien… supongo que la respuesta se puede resumir en una sola palabra; y esa sería amor.
         Mientras regresaba en el auto esa noche, fue esa respuesta la que se repetía una y otra vez en mi mente.
         En resumen, mi viaje a California había sido de gran ayuda. Metherell había establecido persuasivamente que Jesús no pudo haber sobrevivido la tortura de la cruz, una crueldad tan vil que los romanos exceptuaban a sus ciudadanos de ella, salvo en casos de alta traición.
         Las conclusiones de Metherell eran congruentes con los hallazgos de otros médicos que estudiaron la cuestión detenidamente. Entre ellos se encuentra el Dr. William D. Edwards, cuyo artículo de 1986 en el Journal of the merican medical association concluía: “Claramente, el peso de la evidencia histórica y médica indica que Jesús estaba muerto antes de que se le infligiera la herida en el costado derecho… Del mismo modo, las interpretaciones basadas en la premisa de que Jesús no murió en la cruz parecen estar en contraposición con la evidencia médica moderna”.
         Aquellos que buscan desechar la resurrección de Jesús alegando que de alguna manera había escapado de las garras de la muerte en el Gólgota, deben ofrecer otra teoría más plausible que encaje con los hechos.
         Y luego ellos también tienen que terminar reflexionando en la pregunta inquietante que todos tenemos que considerar: ¿Qué puede haber motivado a Jesús a estar dispuesto a ser degradado y tratado tan brutalmente?

FIN DE LA PRUEBA MÉDICA

martes, 22 de noviembre de 2011

Datos!!


((copiado del best seller de Lee Strobel))

Capítulo 11::
¿Fue la muerte de Jesús una farsa y su resurrección un engaño?

¿RESURECCIÓN O RESUCITACIÓN?
La idea de que Jesús nunca murió en la cruz se puede encontrar en el Corán, el cual se escribió en el siglo VII; de hecho, los musulmanes ahamdiya afirman que Jesús huyo a la India en realidad. Hasta el día de hoy, hay un altar que supuestamente marca su tumba verdadera en Srinagar, Cachemira.
            En los albores del siglo XIX, Karl Bahrdt, Karl Venturini y otros trataron de refutar la resurrección sugiriendo que en la cruz Jesús solo se desmayó por el agotamiento o que se le había suministrado una droga que lo hacía parecer que moría y que luego revivió por el aire húmedo y frío de la tumba.
            Los teóricos de la conspiración reforzaron esta hipótesis señalando que a Jesús se le había dado un líquido en una esponja mientras estaba en la cruz (Marcos 15:36) y que Pilato pareció sorprenderse por lo rápido que Jesús había sucumbido (marcos 15:4). “En consecuencia”, dijeron, “la reaparición de Jesús no fue una resurrección milagrosa sino una mera resucitación fortuita y su tumba quedó vacía porque siguió viviendo.
            Si bien eruditos respetables han repudiado esta teoría conocida como la teoría del desmayo, continúa recurriendo en la literatura popular. En 1929 D.C: Lawrence entretejió este tema en cuento corto donde sugería que Jesús había huido a Egipto, donde se enamoró de la sacerdotisa Isis.
            En 1065 el best seller de Hugh Schonfield, The passover plot, afirmaba que solo el hecho inesperado de que el soldado romano clavara a Jesús con la lanza arruinó su plan complejo para salir vivo de la cruz, aunque Schonfield admitió: “De ninguna manera afirmamos… que (el libro) representa lo que en realidad sucedió”.
            En 1972 surgió la hipótesis del desmayo enel libro de Donovan Joyce, “The Jesus Scroll”, el cual “contiene una serie de improbabilidades más increíbles que el de Schonfield”, según el experto en resurrección Gary Habermas. En 1982, “Holy blood, Holy Grail” agregó el giro de que Poncio Pilato había recibido un soborno para permitir que quitaran a Jesús de la cruz antes de que muriera. Aún así, los autores confesaron: “No pudimos, ni todavía podemos, comprobar la exactitud de nuestra conclusión”.
            Como un mito urbano, la teoría del desmayo continua floreciendo. La escucho siempre que se trata de la resurrección con aquellos que están en una búsqueda espiritual. Sin embargo, ¿qué es lo que establece la evidencia en realidad? ¿Qué sucedió en realidad en la crucifixión? ¿Cuál fue la causa de la muerte de Jesús? ¿Hay alguna manera de que hubiera podido sobrevivir a esa prueba? Ese es el tipo de interrogantes que esperaba que la evidencia médica ayudara a resolver.
           
LA TORTURA ANTES DE LA CRUZ
En principio quería obtener de Metherell una descripción básica de los hechos que culminaron con la muerte de Jesús. Así que después de un tiempo de conversación social, dejé mi vaso de té helado y me acomodé en la silla para quedar frente de él.
            -¡Podría ilustrar lo que le ocurrió a Jesús?-le pedí.
            Se aclaró la garganta.
            -Comenzó después de la última cena –relató--. Jesús fue con sus discípulos al Monte de los Olivos, específicamente al jardín del Getsemaní. Allí, si usted recuerda, oró toda la noche. Ahora bien, durante ese proceso estaba anticipando los hechos del día siguiente. Dado que sabía todo el sufrimiento que tendría que soportar, naturalmente estaba experimentando un gran estrés psicológico.
            Alcé la mano para detenerlo.
            -¡Ajá! Aquí es donde los escépticos se dan un banquete –interpuse-. Los Evangelios nos dicen que comenzó a sudar sangre en ese momento. Vamos, ¿acaso no es eso el resultado de una imaginación hiperactiva? ¿Acaso no pone en tela de juicio la precisión de los escritores de los Evangelios?
            Impertérrito, Metherell negó ocn la cabeza.
            -Para nada –respondió-. Esa es una condición médica conocida llamada hematidrosis. No es muy común pero está relacionada con un alto grado de estrés psicológico.
            >>Lo que sucede es que la ansiedad severa provoca la secreción de químicos que rompen los vasos capilares en las glándulas sudoríparas. Como resultado, hay una pequeña cantidad de sangrado en esas glándulas y el sudor emana mezclado con sangre. No estamos hablando de mucha sangre; es solo una cantidad muy, muy pequeña>>.
            Aunque algo reprendido, insistí:
            -¿Tuvo algún otro efecto en el cuerpo?
            -Esto provocó que la piel quedara extremadamente frágil de modo que cuando Jesús fue flagelado por el soldado romano al día siguiente, su piel ya estaba muy, muy sensible.
            -Muy bien –pensé-, aquí vamos. Me preparé para las imágenes tétricas que sabía que estaban por fluir en mi mente. Había visto bastantes cadáveres en mis años de periodista: víctimas de accidentes automovilísticos, incendios y venganzas del crimen organizado, pero había algo que era en particular desconcertante acerca de una persona que en forma intencional es brutalizada por sus ejecutores decididos a infligir el mayor sufrimiento.
            -Dígame, ¿cómo era la flagelación? –le pregunté.
            Metherell no desvió su vista de mí.
            -Las flagelaciones romanas eran conocidas por ser terriblemente brutales. Generalmente consistían de 39 latigazos pero con frecuencia eran más, según el estado de ánimo del soldado que daba los golpes.
            >>El soldado usaba un látigo con tiras de cuero trenzado con bolas de metal entretejidas. Cuando el látigo golpeaba la carne, esas bolas provocaban moretones o contusiones, las cuales se abrían con los demás golpes. Y el látigo también tenía pedazos de hueso afilados, los cuales cortaban la carne severamente.
            >>La espalda quedaban tan desgarrada que la espina dorsal a veces quedaba expuesta debido a los cortes tan profundos. Los latigazos iban desde los hombros pasando por la espalda, las nalgas, y las piernas. Era terrible.
            Metherell hizo una pausa.
            -Continúe –le dije.
            -Un médico que estudió las golpizas romanas observó: “Mientras continuaba la flagelación, las laceraciones rasgaban hasta los músculos y producían jirones temblorosos de carne sangrante.” Un historiador del siglo III llamado Eusebio describió una flagelación de la siguiente manera: “Las venas de la víctima quedaban al descubierto y los mismos músculos, tendones y las entrañas quedaban abiertos y expuestos.”
            >>Sabemos que muchas personas morían a causa de este tipo de castigo incluso antes de que pudieran ser crucificadas. Por lo menos, la víctima podía experimentar un dolor tremendo y entrar en conmoción hipovolémica. Hipo significa bajo, vol se refiere a volumen y émica significa sangre, por lo tanto, conmoción hipovolémica quiere decir que la persona sufre los efectos de la pérdida de una gran cantidad de sangre. Esto causa cuatro efectos. Primero, el corazón se te acelera para tratar de bombear sangre que ya no existe; en segundo lugar, baja la presión sanguínea, lo cual provoca un desmayo o colapso; en tercer lugar, los riñones dejan de producir orina para mantener el volumen restante; y en cuarto lugar, la persona comienza a sentirse sedienta porque el cuerpo ansía fluidos para reponer el volumen de sangre perdido.
            -¿En cuentra evidencia de ello en los relatos de los Evangelios?
            -Sí, definitivamente –respondió-. Jesús se encontraba en conmoción hipovolémica mientras ascendía por el camino hacia el lugar de la ejecución en el Calvario llevando el madero horizontal de la cruz. Finalmente Jesús se desplomó y un soldado romano le ordenó a Simón que llevara la cruz por él. Luego leemos que Jesús dice: “Tengo sed” y en ese momento se le ofrece un trago de vinagre.
>>Debido a los terribles efectos de esa golpiza, no hay duda de que Jesús se encontraba en estado crítico incluso antes de que con clavos traspasaran sus manos y sus pies.

LA AGONÍA DE LA CRUZ
            -¿Qué sucedió cuando llegó al lugar de la crucifixión? –pregunté.
            -Lo acostaron y clavaron sus manos en posición abierta en el madero horizontal. Esta viga se llamaba patibulum y en ese momento estaba separado del madero vertical, que estaba clavado al suelo en forma permanente.
            -¿Clavado con qué? –pregunté-. ¿Dónde?
            -Los romanos usaban estacas de 12 a 17 cm de largo y afiladas hasta terminar en una punta aguda. Se las clavaban por las muñecas –explicó Metherell señalando un punto aproximadamente a dos centímetros y medio por debajo de su palma izquierda.
            -Un momento –lo interrumpí.-. Pensaba que los clavos habían perforado sus palmas. Eso es lo que muestran todas las pinturas. Es más, se ha convertido en el símbolo común que representa la crucifixión.
            -A través de las muñecas –repitió Metherell-. Era una posición sólida que trabaría la mano; si los clavos hubieran penetrado las palmas, su peso hubiera causado que la piel se desgarrara y se hubiera caído de la cruz. Por lo tanto los clavos traspasaron sus muñecas, aunque se consideraban parte de la mano en el lenguaje de esa época.
            >>Y es importante entender que el clavo atravesaba el lugar por donde pasa el nervio mediano. Ese es el nervio mayor que sale de la mano y quedaba triturado por el clavo que se martillaba.
            -¿Qué clase de dolor pudo haberle producido? –le pregunté-.
            -Permítame explicárselo de la siguiente manera: ¿Conoce el tipo de dolor que uno siente cuando se golpea el codo y se da en ese huesito? Se trata de otro nervio, llamado cúbito. Es muy doloroso cuando uno se golpea accidentalmente. Muy bien. Ahora imagínese tomar un par de pinzas y presionar hasta triturar ese nervio –dijo mientras hacía énfasis en la palabra presionar mientras giraba un par de pinzas imaginarias-. Ese efecto sería similar a lo que Jesús experimentó.
            Me sobresalté por esa imagen y me retorcí en la silla.
            -El dolor era absolutamente insoportable –agregó-. En realidad, literalmente no existían palabras para describirlo; se tuvo que inventar una nueva palabra: “Excruciante”. Literalmente, excruciante significa “de la cruz”. Piénselo: fue necesario crear una palabra porque no había nada en el idioma que pudiera describir la angustia intensa causada durante la crucifixión.
            >>En ese punto, Jesús fue alzado para unir el madero con el polo vertical y luego le pusieron los clavos en los pies. Nuevamente, los nervios de sus pies fueron triturados y eso debe haber causado un tipo de dolor similar.
            -¿Qué presiones debe haber ejercido esto en su cuerpo?            -En primer lugar, sus brazos debieron haberse estirado inmediatamente, probablemente alrededor de 15 cm de largo y ambos hombros se deben haber dislocado, lo cual se puede determinar con una simple ecuación matemática.
            >>Esto cumplió la profecía del Antiguo Testamento en el Salmo 22, el cual predijo la crucifixión ciento sde años antes de que sucediera y dice: “dislocados están todos mis huesos”.

LA CAUSA DE LA MUERTE
Methrell había logrado explicar el punto gráficamente del dolor soportado en el principio del proceso de la crucifixión. Sin embargo, necesitaba llegar hasta lo que finalmente reclama la vida de la víctima de la crucifixión porque esa es la cuestión central para determinar si la muerte puede ser simulada o evitada. Por lo tanto, le formulé a Metherell en forma directa la pregunta acerca de la causa de la muerte.
            -Una vez que la persona está colgando en posición vertical –respondió-, la crucifixión es en esencia una muerte lenta y agonizante por asfixia.
            >>La razón es que la presión ejercida en los músculos y en el diafragma pone al pecho en la posición de inhalación; básicamente, para poder exhalar, el individuo debe empujar hacia arriba con los pies para que la tensión de los músculos se alivie por un momento. Al hacerlo, el clavo desgarraría el pie hasta quedar finalmente incrustado en los huesos tarsianos.
            >>Después de arreglárselas para exhalar, la persona podría relajarse y descender para inhalar otra bocanada del aire. Nuevamente tendría que empujarse hacia arriba para exhalar raspando su espalda ensangrentada contra la madera áspera de la cruz. Continuaría de ese modo hasta que el agotamiento completo se adueñara de si, y la persona ya no pudiera empujarse hacia arriba para respirar.
            >>A medida que la persona reduce el ritmo respiratorio, entra en lo que se denomina acidosis respiratoria: el dióxido de carbono de la sangre se disuelve como ácido carbónico lo cual causa que aumente la acidez de la sangre. Finalmente eso lleva a un pulso irregular. De hecho, al sentir que su corazón latía en forma errática, Jesus se hubiera dado cuenta de que estaba a punto de morir, y es entonces que pudo decir: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.” Y luego murió de un paro cardíaco.
            Fue la explicación más clara que jamás había escuchado acerca de la muerte por crucifixión pero Metherell no había terminado.
            -Incluso antes de morir (y esto también es importante) la conmoción hipovolémica debe haber causado un ritmo cardíaco acelerado sostenido que debe haber contribuido al paro cardíaco, lo cual dio por resultado la acumulación de fluido en la membrana que rodea al corazón llamada efusión pericárdica, al igual que alrededor de los pulmones, llamada efusión pleural.
            -¿Por qué es significativo?
            -Por lo que sucedió con el soldado romano que se acercó a él y estando casi seguro de que Jesús estaba muerto lo confirmó clavando una lanza en su costado derecho. Probablemente era su costado derecho; no es seguro pero por la descripción era probablemente el lado derecho, entre las costillas.
            >>Parece que la lanza atravesó el pulmón derecho y penetró el corazón, por lo tanto, cuando se sacó la lanza, algo de fluido (la efusión pericárdica y la fusión pleural) salió. Tendría la apariencia de un fluido claro, como el agua, seguido de un gran volumen de sangre, tal como lo describe Juan, uno de los testigos oculares, en su Evangelio.
            Es probable que Juan no tuviera idea de por qué vio brotar sangre y agua; por cierto que no es lo que pudiera haber anticipado una persona que no posee el conocimiento médico. Sin embargo, la descripción de Juan concuerda con lo que la medicina moderna anticipa que puede haber sucedido. Al principio, eso parecía darle credibilidad a Juan como testigo pero aparentemente había un gran error.
            Tomé mi biblia y fui a Juan 19:34.
            -Un momento –protesté-. Si usted lee detenidamente lo que dijo Juan, dice que vio brotar “sangre y agua”; intencionalmente puso las palabras en ese orden. Sin embargo, según usted, el fluido claro debió salir primero. Por lo tanto, aquí hay una discrepancia muy grande.
            Metherell sonrió levemente.
            -No soy un experto en griego –respondió-, pero según aquellos que lo son, el orden de las palabras en el griego antiguo se determinaba no por secuencia sino por preeminencia. Esto quiere decir que dado que había más sangre que agua, hubiera tenido sentido que Juan mencionara la sangre primero.
            Concedí ese punto pero me hice una nota mental de que debía confirmarlo después.
            -En ese punto, ¿cuál debe haber sido el estado de Jesús?
            La mirada de Metherell se fijó en la mía. Metherell respondió con autoridad:
            -No había lugar a dudas de que Jesús estaba muerto.

martes, 8 de noviembre de 2011

Un pequeño cuento para meditar - Dios te escucha

    Dios, eres real? susurró el niño. "Dios, habla conmigo" Y entonces una alondra del campo cantó pero el niño no escuchó. Así que el niño gritó: "Dios, háblame! " Y un trueno resonó por todo del cielo, pero el niño no escuchó. El niño miró alrededor y dijo, "Dios, déjame verte" Y una estrella se iluminó brillantemente, pero el niño no se dio cuenta. Y el niño gritó, "Dios muéstrame un milagro! " Y una vida nació, pero el niño no se dio cuenta. Así que el niño lloró desesperadamente y dijo: "Tócame Dios, y así sabré que te encuentras aquí !" Con lo cual Dios se inclinó y tocó al niño. Pero el niño alejó a la mariposa, y se apartó sin saberlo.
    Muchas veces, las cosas que pasamos por alto son aquellas que hemos estado buscando. 
    No te pierdas las bendiciones del todopoderoso simplemente porque no están envueltas como tú.


El Señor tiene sus formas de acceder a tus peticiones... de hablarte... de acercarse a ti...
Tienes que estar atento, ya que Él siempre está a tu lado.

¡Sólo mira con sus ojos, no con los ojos del mundo!


lunes, 7 de noviembre de 2011

¿La Biblia o el móvil?

¿Se imaginan que pasaría si tratáramos a nuestra Bíblia de la misma forma que tratamos a nuestro móvil?
Y siempre cargáramos nuestra Biblia en la cartera, en el bolso, en el cinturón o en el bolsillo?
Y le diéramos una ojeda varias veces al día?
Y nos volviéramos para buscarla cuando nos la olvidamos en casa o en la oficina?
Y si la usáramos para enviar mensajes a nuestros amigos?
Y si la tratásemos como si no pudiéramos vivir sin ella?
Y si la diéramos de regalo a los chicos, para su seguridad, y para estar comunicados con ellos?
Y si la lleváramos cuando viajamos, en caso de necesitarla como auxilio y ayuda ?
Y si echáramos mano de ella en casos de emergencia?
Al contrario del móvil, la Biblia no se queda sin señal.
Nos podemos conectar con ella en cualquier lugar.
No precisamos preocuparnos por la falta de saldo porque Jesús ya pagó la cuenta, y los créditos no tienen fin.
Y lo mejor de todo: no se corta la comunicación, y la carga de batería es para toda la vida.


"¡Buscad a Jehová mientras puede ser hallado,
    llamadle en tanto que está cercano!"
 (Is 55:6)

sábado, 5 de noviembre de 2011

Todo

Voy a ir subiendo cositas y alimento que nos hemos ido mandando y que tengo guardado en email. Si tenéis algo interesante no dudéis en mandármelo para que lo suba. Este vídeo nos los mandó Chus:)
 Un besote y bendiciones!!


viernes, 4 de noviembre de 2011

Apocalipsis, Capítulo 20

Hola a todos!!!

En nuestra reunión del 1 de noviembre, que empezó en un banco y acabó en Pascualito (coche de Ral para los que no lo conozcan) por el frío, estuvimos hablando de Apocalipsis 20, y aquí os dejo lo que he podido sacar de mis notas... Espero no liarme mucho en la explicación!! Bendiciones!!!


20:1 Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano.

Tenemos un ángel que desciende del cielo, Jesús. Sólo Él puede permitir que una persona entre o salga de la oscuridad, esto es, del abismo, por eso tiene la llave.

20:2 Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;

Satán significa enemigo y acusador, por lo que no sólo se refiere a Satanás en sí, sino a todos los que son guiados por él, antes y después de la llegada de Cristo, de ahí que se le llame también serpiente antigua.

20:3 y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.

El sello era utilizado para dar validez por los reyes, por eso sólo Cristo, rey de reyes, tiene autoridad para atar y encerrar a la serpiente antigua, como ya veíamos en génesis 3, 15, o las personas que en su nombre vayan.

Jesús vino a la tierra como hombre, con autoridad para hacer ver, pero también para cegar a las “serpientes”. Ató espiritualmente a los escribas y fariseos, los limitó cuando la gente empezó a seguirlo. ¿Por qué son serpientes? Ya veíamos como se refería a ellos como “nido de víboras, generación de serpientes” (MT 23, 33) porque las serpientes tienen veneno, y el veneno mata, como la ley mata, que era lo que ellos predicaban.

20:4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

Mil años son como mil días (Sda. Pedro 3,8), lo que simbolizan los tres años judíos en que Jesús predicó. Las almas de los decapitados son aquellas de los profetas del Antiguo Testamento que estuvieron presentes durante estos tres años (Lucas 9, 29-30)

Las marcas en sus frentes y en sus manos son las ya citadas en Deuteronomio 6, 8. El 7, simbolo de completo, sería la marca del Señor, por eso el 666 es el número de Satanás, de lo incompleto, serían aquello que han estado bajo la ley, pero los profetas de Dios estaban bajo la gracia ( Juan 8, 51-59)

20:5 Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.

Estar vivo es estar en la presencia de Dios. Con la muerte y resurrección de Jesús finalizan los mil días de su predicación. Cuando Jesús vino a la tierra, el resto que murieron en el antiguo Testamento resucitan viniendo a la tierra como ángeles (Lucas 2)

20:6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.

La segunda muerte no afecta a los profetas del antiguo Testamento, porque estos ya han revivido con la llegada de Cristo y lo acompañarán durente sus tres años de predicación.

20:7 Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión,

Tras la muerte de Jesús, los que no creen en la resurrección se toman fuerza y persiguen a los cristianos. Aquí también hablamos de Barrabás, zelote, como símbolo de la situación.

20:8 y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar.

El cristianismo ha crecido. Lo que antes era una una semilla de mostaza se ha convertido en un árbol, y Satanás tiene que reunir gente para derrotarlos. Los judíos incluso se alían con los romanos contra Jesús y fueron ante Pilatos.

20:9 Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.

La ciudad amada es la nueva Jerusalén, es decir, el conjunto de cristianos existentes.

20:10 Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

20:11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.

20:12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.

Habría que comprobar en el original si pone "Libro de la vida" o "Libro de las vidas"

20:13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.

El mar es el mundo.

20:14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.20:15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.




Bienvenidos!!

Bienvenidos, manada pequeña, aquí Pam ;)

He creado este blog para ir anotando y archivando las "actas" de nuestras reuniones con Cristo en la hierba, para que puedan estar al día los que no puedan asistir y podamos consultarlas siempre que lo necesitemos.

Espero que esta herramienta nos sea de provecho!!

Un saludo a todos y que el Señor os bendiga!!!